Cholo soy y no me complazcas , comics , noticias Miércoles, 3 febrero 2016

Iniciativas así son necesarias para que nuestra cultura popular no muera en el olvido

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).

Me duele el olvido.

Me mata que mitos populares de mi niñez se borren de la memoria colectiva simplemente porque nacieron en un país que no es Estados Unidos.

Y que no le importe a nadie.

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Tira de la elogiada serie de Flórez del Águila. Foto: www.lanuez.blogspot.pe

El pasado viernes se realizó una charla en la Librería Contracultura de la calle Larco 986 (Lima) protagonizada por dos mitos de la historieta peruana: Javier Flórez del Águila, creador entre otras de la tira de aventuras Selva misteriosa (1972-1974), y Juan Acevedo, sobradamente conocido por todos sus personajes e historietas, hoy escribiendo y dibujando su célebre El Cuy en el diario El Comercio con un magisterio y frescura admirables.

El Cuy

El Cuy de Juan Acevedo, un equilibrio perfecto de lucidez y duende. Caricatura: Facebook Juan Acevedo

Este «primer Café en clave de Historieta» suponía sin duda una convocatoria excepcional para asomarse a la historia del cómic autóctono, desde la perspectiva de dos de sus más significados protagonistas.

Flórez del Águila y Acevedo plantearon una conversación afable y didáctica con todos los presentes, que éramos profesionales y amantes del cómic por igual. Como tan bien describió Carlos Crisóstomo en su newsletter, se hablaron «…de muchas cosas, de Alex Raymond, de Pratt, de Oesterheld, de Civita, de Breccia, de Sasturain, del Cuy, del Eternauta, de Divito, de Quino, de Carlos Jiménez, de Josep Toutain, de Robin Wood, de Eugenio Sampietro, de Vázquez, de Ibáñez, de Boixcar, de Macabich, de Selva misteriosa…».

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Aquellos tiempos en que los maestros eran principiantes: Quino, el creador de Mafalda , anunciado como «La figura que surge», en la sofisticada revista Dibujantes, de los años 50… cuando Argentina era una industria real del cómic. Foto: Captura Dibujantes

El creador de Selva misteriosa, además de asombrarnos al traer consigo unos preciados ejemplares de la revista Dibujantes, que demuestra el reconocimiento que en Argentina existió siempre hacia su cultura propia (y también que a veces las sociedades retroceden en lugar de avanzar), nos explicó que su obra había constado de unas 780 tiras y quedado inacabada en su publicación periódica en el diario El Comercio, durante el primer lustro de los años 70. No solamente nunca se completó la historieta (a falta de un corto tramo), sino que lo existente jamás se ha recopilado en formato libro. Sin embargo, Flórez del Águila rebosa a sus ochenta y pico años una salud exenta de amargura y un talante que corresponde íntegramente a lo que yo entiendo por un «hombre ilustrado»: alguien que atesora un bagaje artístico y cultural que merece ser transmitido con garantías a la sociedad donde alumbró su obra.

Me parece horrible que Selva misteriosa permanezca sin ser reunido en libro más de cuatro décadas después de su publicación original, que ningún editor haya tenido la iniciativa de compilar ese material que corre el riesgo de quedar perdido por siempre… Me parece horrible pero no me sorprende. Es lo que sucede con la cultura autóctona en países donde lo culturalmente propio se rechaza como inferior, tal y como le pasa al Perú o a España. Como lector he vivido fenómenos así: no hay día que no lamente que algún autor del pasado haya sido aniquilado por la «desmemoria colectiva».

Cuando tenía doce años fui muy fan de las novelas western de José Mallorquí, un autor catalán cuyo personaje -adaptación aventajada de El Zorro– le convirtió en «el escritor español más vendido del siglo XX». Precisamente por ser español es también hoy el más olvidado: poquísimos compatriotas de mi generación lo han leído y la mayor parte ignora quién es o lo desprecia: no olviden que el desprecio es el deporte más practicado por la gente que se cree culta. En mi altar personal, José Mallorquí está junto a Arthur Conan DoyleMaurice LeblancRobert E. Howard Karl May… pero como Mallorquí no es ni británico, ni francés, ni estadounidense ni alemán, a nadie (bueno: a casi nadie) le importa un carajo su obra ni su trayectoria.

El Coyote

La primera doble novela que compré y leí de El Coyote en su edición de 1983: llegué a leer 96, la mitad de las existentes (192). Años más tarde pude entrevistar al ilustrador de las portadas, Salvador Fabá, y décadas después, al hijo del escritor: Mallorquí se suicidó en 1972.

Ése es el miedo que yo albergo con respecto a la cultura popular propia (popular en cuanto se refiere a propiedad del pueblo, paradójicamente la menos respetada), ya sea española, peruana o latinoamericana. Quienes deberían apoyarla la desdeñan y la canjean por la imperialista, que está mejor vista, ya se trate de cómic, de cine, de literatura o de música…

Por eso hay que generar más actos y eventos como éste, reunir a los artistas y eruditos que saben no ya de lo que sabe todo el mundo (de la Marvel, de las series de la HBO, de George R. R. Martin, de los Beatles…), sino también de esas otras manifestaciones culturales y obras populares que sólo pudieron nacer, pese a todos los augurios en contra y con una frágil infraestructura de producción, aquí en nuestro mismo entorno, fruto de nuestra propia tradición y en nuestro caldo de cultivo… esas manifestaciones y obras que con mayor conocimiento de causa nos decían quiénes somos.

Y ojalá poco a poco los que queremos desenterrar ese conocimiento estrangulado por el presente y absolverlo de su condena a la indiferencia dejemos de sentirnos últimos mohicanos.

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Algunos de los presentes en la amena y didáctica reunión del viernes. De izda. a dcha.: Javier Flórez del Águila, Carlos Crisóstomo, servidor, Juan Acevedo, Benjamín Corzo y Dany Tarrillo.

¿Nos vemos en el próximo Café en clave de Historieta?

Hernán Migoya

Escritor y guionista español. Ya está a la venta su nueva novela, "La flor de la limeña" (Planeta Perú).